Queda abierta la hoja como un corazón púrpura atravesado por marcados nervios, que no son más que los tubos por donde circula la savia, cicatrices dulces que se van estrechando para perderse entre lo más pequeño, lo microscópico, las células.
Hoja recién nacida, espejo del tiempo nuevo, frágil ternura de carne hecha. Hoja que muy pronto será totalmente verde, pero mantendrá esa forma tan peculiar, que de poco le sirve, si no es para darle un bello nombre al árbol.
Delicioso paseo por la naturaleza, la poesía, casi escondida, y fotografías de lujo. Todo genial... y no me sorprende, genio.
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