En algunas plantas se pueden apreciar sutiles movimientos, como respuestas, generalmente, a la luz, la temperatura o el tacto. En la acacia del Japón los foliolos no siempre se disponen de la misma forma. Cuando las hojas se encuentran a la sombra se hace necesario mostrar la mayor superficie posible y los foliolos se doblan hacia abajo hasta quedar perpendiculares a los rayos de luz.
Si las hojas están a pleno sol, a veces llega tanta luz que pueden calentarse demasiado, entonces los foliolos se doblan hacia arriba para disminuir la superficie expuesta. Además, el envés blanquecino les sirve de espejo para reflejar los rayos del sol.
Un ligero parpadeo de foliolos, un guiño al sol... En el sur sabemos buscar la sombra cuando hace falta, dar de lado con gracia a las molestias que tiene la vida.
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