Siempre lo han tomado como un árbol de calle, sin espacio propio, enfilado en anchas avenidas saturadas de ruido y aceleración, donde casi nadie habla, casi nadie se detiene. Podría ser un estorbo a ese loco vaivén diario, pero ni eso... Ha pasado a formar parte del paisaje urbano con la gracia del mimetismo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario